Su obra se construye a través de acontecimientos cotidianos, son narraciones urbanas. Es testigo de la huella que otras personas van depositando en las calles de la ciudad, en sus suelos, edificios, en sus paredes. Construye y visualiza sus proyectos partiendo de naturalezas diversas, las desestructura y desnaturaliza para refundirlas y acoplarlas en otras nuevas, creando obras armoniosas y coloristas. Va contando historias ajenas, llenas de emotividad. Parte de la fotografía pero manipula pictóricamente las obras, velando, diluyendo, descuadrando la imagen para luego completarla a su antojo. No hay temas predeterminados, sus imágenes no son solo elegidas de acuerdo a su carga emotiva, sino a su capacidad de contar el dia a día, a su impacto visual en la sociedad, a su saturación, a la hiperactividad de las grandes ciudades. Trata de inquietar el alma para que el observador cree su propio mundo. La obra de Cani Navarro, por lo tanto, debe contemplarse desde la perspectiva temporal del momento de su creación. Así, desde su inconformismo, nos plantea la influencia del entorno en la formación de nuestra percepción y mirada.
